
El pueblo de Alet-les-bains
Entre la naturaleza, la cultura y el patrimonio, el pueblo de Alet-les-Bains ofrece unas agradables y relajantes vacaciones con la familia o los amigos.
Alet-les-Bains está situado a unos treinta kilómetros al sur de la ciudad de Carcassonne y a 8 kilómetros aguas arriba de Limoux. La ciudad de Alet-les-Bains se encuentra en el corazón de un pico montañoso de 750 metros.
El pueblo está habitado desde tiempos prehistóricos, y era también un sitio popular y conocido desde la era galo-romana por sus aguas termales. En aquel momento, la estación se llamaba Pagus Electensis, lo que significa: el lugar elegido, la ubicación preferida.
La historia del pueblo está estrechamente ligada a la de la abadía benedictina fundada en el siglo IX y consagrada a la Virgen. Ésta, y la ciudad fueron fortificadas con murallas a finales del siglo XII.
En 1318, el pueblo se convirtió en la sede de una nueva diócesis y la ciudad está experimentando un renacimiento que será interrumpido por las guerras de religión que causaron la destrucción de la catedral, así como de muchas casas en la ciudad.
Caminando por las calles del pueblo, probablemente tendrá la impresión de remontar el tiempo. Desde el palomar romano hasta las antiguas casas medievales, pasando por las mansiones del Renacimiento, algunos pasos serán suficientes para remontar los siglos.
Se dice también que Nostradamus sucumbió al encanto de las calles estrechas y sombreadas por fachadas en voladizo.
En el siglo XVII, el obispo Nicolás Pavillon hizo construir el puente sobre el Aude. Para aportar más comodidad a sus feligreses, dotó a la ciudad con un sofisticado sistema de riego, un seminario y la institución de las Damas de Regentes.
Durante la revolución, en 1776, antes de perder su diócesis, el último obispo "Charles de la Cropte de Chanterac" vendió el coro gótico para permitir el paso de la actual Avenida “Nicolas Pavillon”.